domingo, 11 de mayo de 2008

RIVER 4 - 2 GIMNASIA LP

Un manto de nervios, tristeza, bronca y decepción cubría el panorama en un Monumental que estaba lejos de presentar un buen marco. La increíble eliminación de la Copa a manos de San Lorenzo, el último jueves, aún copaba los aires de Núñez. Ante la indiferencia de sus propios hinchas, River recibía a Gimnasia de La Plata, de muy floja campaña, que llegaba con una racha de trece partidos sin ganar como visitante y quería levantar de cara al clásico de la próxima semana. A todo esto y en lo estrictamente futbolístico, el equipo de Simeone buscaba un triunfo para recuperar la punta del Clausura, ocupada por Estudiantes.

De cara al comienzo del juego, el clima de tensión fue bajando lentamente su tono. Y los cánticos que caían desde las tribunas eran de aliento. Los dirigidos por el uruguayo Sanguinetti no se achicaron en ningún momento y plantearon un choque de igual a igual. Así, tuvieron la primera chance de riesgo. Piatti metió un buen pase frontal y Quinteros intentó tocarla por arriba de Carrizo. Le faltó fuerza y el arquero contuvo. La respuesta tardó en llegar apenas un minuto. Tras un tiro libre pasado de Abelairas, desde la izquierda, Alexis Sánchez se llevó por delante la pelota y Kletnicki controló.

A River le costaba jugar y Gimnasia empezaba a aprovechar la falta de ideas de un rival que prácticamente no daba señales de vida. Encima, el local cometía los errores que tan caro había pagado en los últimos partidos. Domínguez envió un tiro de esquina y Landa ganó en el área. Su cabezazo salió muy desviado, era un aviso. Que al promediar esa etapa inicial se repitió con mayor peligro. Piatti encaró por derecha, puso la pelota en el área y Villar, de cabeza, le dio al palo izquierdo de Carrizo.

La presión del Lobo, que enfrente sólo percibía pasividad, tuvo su premio. Domínguez tiró un centro desde la izquierda que atravesó el área y encontró a Piatti. El talentoso volante demostró toda su calidad, dejó a Carrizo en el piso y clavó el zurdazo bajo a la red. Estaba bien. Por actitud y por juego. Pero no quedó ahí. Fueron minutos fatales para River, que no reaccionaba. La visita tuvo tres clarísimas para aumentar. Primero, Neira remató alto tras un contraataque perfecto encabezado por Piatti. Después, el mismo delantero reventó el palo izquierdo de Carrizo. Y enseguida, un tiro de esquina de Nacho derivó en otro concierto de palos. Testazo de Neira al travesaño, pirque y otro de Domínguez al horizontal. Increíble.

Con empuje, vergüenza y el murmullo generalizado en el estadio, el local logró salir del fondo y fue a buscar la paridad. En el resultado, al menos. Y lo consiguió gracias a la inspiración de Abelairas. El volante recibió afuera del área, adelantó la pelota y metió un tremendo zurdazo contra el ángulo superior derecho de Kletnicki. Parecía que la historia empezaba a enderezarse para el Millonario. Sin embargo, en una insólita distracción de la defensa, Gimnasia jugó rápido un tiro libre y Neira, solo, definió de derecha ante Carrizo. El descanso llegó de la peor manera para River, que se fue al vestuario envuelto en silbidos y reproches.

El arranque del segundo tiempo fue una muestra perfecta de que, en el fútbol, los estados de ánimo juegan un papel fundamental. Con Ortega y Ahumada en lugar de Augusto Fernández y Ponzio, respectivamente, River fue con todo para revertir un trámite que le era ampliamente desfavorable. Y las cosas no pudieron salirle mejor. En apenas cuatro minutos lo dio vuelta y calmó a las fieras. Abelairas llegó al fondo por izquierda, tocó al medio y Buonanotte empujó con el arco libre. El tercero, a los ocho, volvió a tener como principal actor al Pitu, quien tomó de aire un centro pasado de Alexis Sánchez desde la derecha y metió la pelota arriba, inatajable para Kletnicki. El equipo de Simeone respiraba relativamente tranquilo por primera vez en el domingo.

El camino empezó a allanarse para River. Ormeño recibió la segunda amarilla por una patada a Alexis Sánchez y se fue expulsado. Pese a la inferioridad numérica, Gimnasia intentó, como pudo, alcanzar el empate. Pero de contra y con espacios, el local controlaba el partido sin problemas. El trabajo de Ortega ganó en importancia y las tareas de Abelairas, por izquierda, y el chileno, por derecha, tomaron cada vez mayor protagonismo con el correr del tiempo. Abreu tuvo un mano a mano luego de una buena habilitación del Burrito, pero la tiró afuera. Si bien estaba arriba, la ventaja mínima no terminaba de convencer.

Finalmente, cuando se estaban por cumplir los treinta, el conjunto del Cholo estiró la distancia a dos goles y, de alguna manera, liquidó el pleito. Un rechazo de Villagra encontró a Abreu. El uruguayo abrió hacia la izquierda para Buonanotte y éste, con gran precisión, dejó solo a Ortega por el medio. El jujeño sólo tuvo que arrojarse contra la pelota para sellar el 4-2. Quedó tiempo para el ingreso de Archubi por Buonanotte, ovacionado. También para los cantos contra el presidente José María Aguilar y el resto de la Comisión Directiva. Ganó River y tuvo una pequeña bocanada de aire fresco en un momento realmente complicado.


¡¡LLEGAMOS A LAS 600 VISITAS!!