sábado, 24 de mayo de 2008

RIVER 1 - 0 HURACAN




River tenía en sus manos la posibilidad de darle una alegría a sus hinchas: derrotar a Huracán en el Monumental y ser el único puntero, al menos hasta que juegue Estudiantes. Por eso, el Cholo Simeone insistió con el esquema que más le gusta: 3-3-3-1. Una novedad: el local salió a la cancha con una camiseta violeta recordando a los fallecidos en la caida del avión que transportaba jugadores del Torino. Curiosamente, fue el Globo el que mejor se paró en la cancha en el arranque. Organizado y prolijo. Con una clara intención: jugar el partido lejos del arco de Barovero. Sin un enganche fijo, pero con dos volantes externos muy movedizos. Zarif en el derecha y Poggi sobre la otra banda. La pelota y el dominio era del visitante, que produjo la primera de peligro a los 9. Franzoia recibió sobre la izquierda ante la marca de Gerlo y mandó un centro bajo. Nieto, en la puerta del área chica, se relamía. Cuando se disponía a rematar surgió Cabral para evitar la apertura del marcador. Una alarma para la defensa riverplatense, que sufría con los pelotazos cruzados. Mientras tanto, se veía a un River pálido e impreciso. En los primeros 20 minutos Abreu brillaba por su ausencia, y no por su culpa. El problema estaba en la gestación de la jugada. Encima, cuando el local tuvo un tiro de esquina lo desaprovechó insólitamente y le brindó a Huracán un claro contragolpe. Ponzio lo tuvo que bajar a Nadal en la puerta del área cuando el volante se iba al gol. En el tiro libre el cuestionado Carrizo le ahogó el grito de gol a Zarif. River dio señales de vida a los 26, casi sin querer. Abreu peinó una pelota que parecía no llevar peligro. Pero el defensor Goltz se durmió, Falcao le ganó la posición y quedó mano a mano con Barovero. Pero el colombiano definió suave, sin fe a las manos del arquero. Enseguida respondió Huracán. Nieto probó de media distancia con un remate a colocar que se perdió cerca del palo. Y en este aluvión de jugadas peligrosas, Falcao casi convierte a los 30, pero se apuró y su tiro de emboquillada se fue lejos. A los 36 los hinchas locales comenzaron a pedir por Ortega. Es que el equipo mostraba entusiasmo, pero muy poquito fútbol. El canto de los simpatizantes despertó a sus jugadores. Entonces, fue el momento de River, que acorraló a Huracán. A los empujones. Con mucho vértigo, como le gusta a Simeone. Hubo una mano de Domínguez en el área. Pareció penal. Baldassi juzgó que fue sin intención. La primera parte se fue en un clima tenso. Un clima tenso que nacía en las tribunas y se palpaba adentro. River arrancó el complemento de la mejor manera: con Ortega en la cancha (reemplazó a Nico Domingo). El cambio se notó enseguida. En lo anímico y futbolístico. Porque el Burrito le quito responsabilidad a Buonanotte y entonces el que creció fue el juego del Millonario. El Enano marcaba el camino. Como a los 7, cuando le metió un caño a Goltz y sacó un centro bajo que Abreu no pudo interceptar. La defensa del Globo rechazó la pelota como pudo. Abelairas la recibió y sacó un zurdazo que Barovero controló junto a un poste. El partido estaba clarito: River iba, Huracán jugada de contra. Simeone buscó más profundidad con Alexis Sánchez, quien entró por el irregular Augusto Fernández. La variante postergó varios metros al Pitu Abelairas. Ponzio seguía como líbero, y Cabral y Gerlo hacían marca personal. El mediocampo ya era una zona de tránsito. De ida y vuelta constante. Un ida y vuelta en el que Huracán se sentía más cómodo. Arano se proyectó y avisó con un zurdazo que pasó cerca del palo. También Nieto tuvo la suya, pero a su cabezazo le faltó fuerza. Mientras tanto, el Cholo seguía metiendo cambios... A los 25, el último manotazo de ahogado del entrenador. Sacó a Abreu, resistido por los hinchas, y le dio vida a Rosales. Pero los ataques del local morían en los pies de Goltz y Puertas, que sacaban todo. River no encontraba la forma de romper la solidez defensiva del Globo. Los minutos pasaban y el partido parecía encaminado al empate. Pero a diez minutos del final, apareció en acción Buonanotte, el nuevo héroe. La jugada la arrancó Ortega sobre la derecha. Eludió dos defensores y habilitó al Enano, quien estaba en soledad, en la otra punta. El enganche metió un zurdazo cruzado que venció a Barovero. Golazo. Desahogo en el festejo. En el final, River pudo haber goleado. Rosales tuvo dos y en ambas definió mal. Alexis se mandó un slalom y sólo le faltó eludiar al arquero. A Ortega le anularon mal un gol por una posición adelantada inexistente. Y Falcao tuvo la suya. El Millonario terminó justificando el triunfo en los últimos minutos. Cuando Baldassi decretó el final, Simeone festejó pegando un salto. Un salto como el que tuvo River con el ingreso de Ortega. Porque estos tres puntos le sirvieron para llegar a lo más alto del Clausura, por lo menos hasta mañana cuando Estudiantes se enfrente a Independiente.