sábado, 17 de mayo de 2008

¿Se queda el burrito?

Mientras el ídolo acumula fastidio cada vez que debe esperar su oportunidad en el banco de suplentes, algunos de sus compañeros están molestos porque entienden que sus actitudes no favorecen a la vida interna del plantel y se lo plantearon a Diego Simeone, a quien tampoco le convence la presencia del Burrito dentro del vestuario. Sin embargo, el presidente José María Aguilar fue contundente cuando le trasladaron esta inquietud. "No se metan con Ortega", fue el mensaje que no necesita de entrelíneas para entenderlo.Las derrotas sacudieron las relaciones de la puerta para adentro del vestuario y por eso en los últimos días se repitieron las reuniones entre los propios futbolistas para unirse y lograr al menos el título en el Clausura. Entre tantas charlas, una le apuntó a Ortega, a quien los jugadores surgidos en Núñez todavía le tienen una mezcla de respeto e idolatría. Sin embargo, una recaída que habría tenido el lunes posterior al superclásico fue la última gota que provocó la bronca de otros con peso en el plantel. El Cholo los escuchó y sumó esos reclamos a los que él mismo se plantea en relación al jujeño. Al técnico no le gusta que el 10 sea un futbolista que no está al 100% ni que exprese tan abiertamente su bronca cuando no es titular. Pero, claro, no quiere quedar como el señalado de haber borrado al último ídolo que hoy viste la camiseta de River. Sin embargo, del lado dirigencial no encontró ayuda porque ningún dirigente se arriesgará a tomar una decisión de altísimo costo político. Para los hinchas, Ortega siempre será ortega, jugando bien, regular o mal. y eso los jugadores lo saben. "Si ganamos, cantan "Ortega, Ortega". Si perdemos, cantan "Ortega, Ortega". Si juega, cantan "Ortega, Ortega". Y si está en el banco, igual. Eso es inmanejable", reconoció un compañero del 10. ¿Cuál es la salida? El Burrito hace bastante que no habla públicamente porque tiene bronca acumulada, no quiere sumar un problema más en esta etapa de definición del torneo y no se siente protegido por el DT y el presidente como en otros momentos. Pero estar afuera siempre lo incomodó. No hace falta retroceder demasiado para encontrar sus pucheros e insultos a Passarella cada vez que no lo dejaba en la cancha hasta el último minuto. Y es un problema sensible para él, ya que la mayoría de sus recaídas en la lucha contra el alcohol se produjeron en días en los que no jugaba, cuando no se sentía importante. Por eso, aunque nunca quisiera irse de River, esta vez no descarta del todo la chance de evaluar alguna de las tantas ofertas que suele recibir, también molesto porque el club "le debe guita de las primas", según uno de sus allegados.
El primer interesado para llevárselo se conoció ayer: el Barcelona de Ecuador, que en enero lo tentó con una propuesta millonaria, lo tiene en una lista de candidatos para ocupar el cupo de extranjero que quedará vacante con la ida de Marcelo Delgado en junio. "Vamos a necesitar un jugador para ese puesto y Ortega es una opción, aunque no la única", reconoció el presidente Eduardo Maruri. Una transferencia sería la salida más elegante para esta incómoda situación. Si es Ortega quien acepta la posibilidad de cambiar de camiseta, el resto de los protagonistas de esta historia salvarían su ropa. Para Aguilar es un intocable, su futbolista fetiche, y dejarlo ir de Núñez no pasa por su cabeza. Por la del jujeño se cruza la disyuntiva entre seguir incómodo en el lugar que más quiere o aceptar un destino donde sería bien recibido --la liga de EE.UU., clubes árabes y mexicanos-- y bien pago. Mientras, acumula bronca de espaldas a algunos y de frente a su futuro.